DE MIS INTERIORES
El agua tierna y blanda,
se escapa entre mis dedos
hacia el río, hacia el mar.
Me refresca el pensamiento,
y la mirada.
Tus ojos infinitos la verán:
como una ofrenda sagrada.
Te imagino aquí, a mi lado:
como una amapola blanca,
entre mi trigo.
Pienso en ti, que es pensar
en todo y en nada,
que todo eres, para mi;
vida mía, en mi alma.
Me diste la desazón de la palabra,
y lloro y lloro, y no sé decirte nada.
Escondo mi angustia y sonrío,
para que no me veas hundida,
en el silencio que me atenaza.
¡ Niño Jesús de mi alma !
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