martes, 9 de septiembre de 2014

Poesía 25


HERMANAS

Tu silencio aletea en el vacío,
siento que tu corazón es mío.

No hay nada que decir, 
desde mi total Yo a tu total Tú.

Es mansión de eternidad;
tu casto amor y el mío.

Nada ocurre, nada pasa,
en ese instante interior;
Dios de amor compartido.

Te conocí en ese mundo joven,
de nuestro primer Amor.

Florecía la primavera, o...
estaba el estío en sazón, y... 
se desprendían las hojas de oro,
por los campos cansadas,
de tanta lluvia,  y tanto sol, . . .

Soltaban las nubes su blanca
melena de blanda frescura;
y tú, y yo, en silenciosa oración.

Como si nada pasara,
presas sólo de su Amor:
Inmóviles, impasibles
en gozo y en dolor.

Ya pasaron muchos años:
Los inviernos maduraron,
sobre nuestro corazón.
Tu alma vive entregada,
en éxtasis de puro amor.

Yo ando entre senderos: ¡todavía!,
sin saber por donde voy.

Por mis ventanas penetran,
los rayos de tu paz interior.

Quiero  entrar en tú recinto,
en donde nuestros silencios
son una sola voz: ¡como entonces!,
aleteando en el vacío del Amor.

Dios acoja tu silencio y mi voz,
como incienso de una sola oración.

Sor Alicia Mª


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